Conoce la historia del comercio de segunda mano y su papel en la economía europea durante la Edad Media y Moderna.
El gusto por el coleccionismo y la moda vintage, así como el creciente interés por la reutilización de materiales, han hecho del mercado de segunda mano una actividad económica al alza en los últimos años. Sin embargo, el mercadeo de objetos usados cuenta con siglos de historia. Así, a lo largo de la Edad Media y la Edad Moderna, el comercio de bienes usados desempeñó un papel fundamental en la economía europea. Lejos de ser un sector marginal o reservado a los sectores más pobres, el mercado de segunda mano facilitaba la circulación de bienes entre amplios sectores sociales. A partir del año 1000, mientras las redes comerciales y el comercio al por mayor se expandían y las regiones se especializaban en la producción de bienes terminados, la mayoría de la población accedía a los artículos a través de este mercado, que ofrecía gran diversidad de ropa, muebles y otros objetos a precios asequibles.
La relevancia del comercio de segunda mano en la economía premoderna
El comercio de productos usados no solo satisfacía las necesidades materiales de la clientela, sino que también cumplía una función social y cultural. La vestimenta y los objetos funcionaban como vehículos de identidad y estatus, tal y como sucede en el presente. El tipo de tela, el corte de una prenda o los adornos personales podían transformar la percepción social de una persona y expresar sus aspiraciones políticas, religiosas o sociales. Sin un mercado de segunda mano, muchas personas habrían estado excluidas de estos medios de expresión y movilidad simbólica.
Organización y regulación de los comerciantes de segunda mano
Los comerciantes de bienes usados formaban parte del entramado urbano y económico. En ciudades medievales como París, Londres y las principales urbes de los Países Bajos, estos comerciantes se organizaban en gremios regulados por estatutos y sujetos a impuestos.
Por ejemplo, en París del siglo XIII, los tratantes de ropa usada tenían sus propios estatutos reconocidos por las autoridades municipales y formaban parte de los 101 oficios establecidos en la ciudad. En ciudades neerlandesas como Brujas (1297), Gante (1302) y Utrecht (1347), los gremios de comerciantes de segunda mano estaban consolidados. Algunos de estos comerciantes incluso ocuparon cargos municipales. Fue el caso de John de Northamptone y Simon Eyre, que se convirtieron en alcaldes de Londres en 1381–1382 y 1445, respectivamente.
Christian Pérez
En la cuenca mediterránea, la actividad también resultó significativa. En Alejandría, existía un bazar dedicado a estos comerciantes debido al alto coste de la ropa nueva, y en ciudades italianas como Venecia, Florencia y Bolonia, así como en Toulouse y Valencia, el comercio de segunda mano estaba bien establecido. El gremio de comerciantes venecianos de segunda mano, por ejemplo, se fundó en torno a 1264 y gozaba de un prestigio comparable al de los gremios de mercaderes y peleteros. Este gremio estaba dominado por grupos judíos de élite, lo que evidencia la diversidad sociacultural de sus integrantes.