Incorporar frutas a la alimentación diaria es una recomendación ampliamente respaldada por especialistas en nutrición. Sin embargo, muchas personas aún se preguntan cuál es el mejor momento para comerlas: ¿antes, durante o después de las comidas?
Beneficios indiscutibles
Las frutas son una fuente esencial de fibra, vitaminas, antioxidantes y agua. Ayudan a mantener una buena digestión, fortalecen el sistema inmunológico y contribuyen a una mejor hidratación. Además, su capacidad para generar saciedad las convierte en aliadas para controlar el apetito y evitar excesos.
No obstante, la forma de consumirlas también influye en su impacto nutricional. Por ejemplo, los jugos procesados, aunque derivados de frutas, contienen altas cantidades de azúcares simples y carecen de la fibra natural que aporta el fruto entero. Por eso, los especialistas recomiendan optar por frutas frescas y enteras, preferentemente aquellas con baja carga glucémica como la guayaba, las bayas, las moras o el aguacate.